De perderlo todo a encontrarlo todo: cómo superar las pruebas más duras y descubrir una vida llena de propósito, fe y unidad familiar.

1. ¿Qué tan profundo llegaste en tu vida antes de encontrar un cambio?
Llegué a tocar fondo de una manera que nunca imaginé posible. Mi infancia fue “increíblemente bonita”, rodeado de amor y comodidades, pero todo cambió “como quien revienta un globo con un alfiler” cuando la violencia y la tragedia golpearon a mi familia. Perdí a mi padre y a mi abuelo en un acto violento, y sentí que “me robaron el sueño por muchos años”. Me sumergí en vicios y en una búsqueda desesperada de paz, alejándome de Dios y de todo lo que me daba sentido. Sentía que nada podía llenar ese vacío, ni siquiera el éxito material o las relaciones.

2. ¿Qué hábitos o creencias limitantes te mantenían atrapado en tu vida anterior?
Vivía con la creencia de que el dolor era mi destino y que nadie podía entender lo que yo sufría. Me decía a mí mismo: “Nadie me puede hablar de sufrir, porque lo que yo he pasado es lo peor”. Eso me hizo endurecer el corazón, rechazar la fe y buscar alivio en hábitos destructivos como las drogas, el alcohol y relaciones vacías. Además, pensaba que ser proveedor era suficiente para mi familia, sin darme cuenta de que el amor y la comunicación son esenciales. Me aferraba a la idea de que podía controlar todo, cuando en realidad estaba perdiendo lo más importante.

3. ¿Qué evento o experiencia te llevó a encontrar una nueva perspectiva en la vida?
Hubo varios momentos clave, pero uno de los más poderosos fue cuando, en medio de un retiro espiritual, sentí una paz que “hace tiempo no experimentaba”. Fue como si el Señor me dijera: “Cuando el mundo te ponga abajo, yo te voy a poner arriba”. También, ver a mi hijo confiar plenamente en que “papá va a poner lo que hace falta” me enseñó a depender de Dios y no de mis propias fuerzas. La restauración de mi matrimonio y la llegada de nuestro hijo fueron milagros que me mostraron que los designios de Dios, aunque a veces incomprensibles, siempre tienen un propósito.

4. ¿Qué cambios positivos y sorprendentes has experimentado desde que adoptaste esta nueva perspectiva?
La transformación ha sido total. Ahora disfruto de una familia unida, de un matrimonio restaurado y de la oportunidad de emprender junto a mi esposa. Hemos aprendido a “desayunar juntos todas las mañanas”, a soñar y a confiar en que Dios provee. La paz que antes buscaba en el mundo, ahora la encuentro en la fe y en la unidad familiar. Mi hijo ha comenzado su propio camino de fe, y juntos hemos aprendido que el verdadero testimonio es el que damos con el ejemplo diario, no solo con palabras.

5. ¿Qué mensaje inspirador compartirías con quienes buscan transformar sus vidas y necesitan un impulso para seguir adelante?
Quiero decirte que, aunque sientas que has tocado fondo y que no hay salida, siempre hay esperanza. “Papá va a poner lo que hace falta”, y no estás solo en tu lucha. Atrévete a abrir tu corazón, a buscar ayuda y a confiar en que los milagros existen, incluso en medio del dolor. La restauración es posible, y tu historia puede ser de bendición para otros. No te rindas, porque lo mejor está por venir.

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